sábado, 19 de mayo de 2007

Tercer fragmento

"...El chofer plantea la charla, yo respondo: De modo que usted es maestra. Sí señor. Todos los días cruza el río. En el planchón y si llueve, en canoa. Le toca ver muchos muertos. Solamente una vez, pero no lo vi porque iba encostalado. Dizque encontraron al padre. Sí, un barquero. Como que estaba todo descuartizado. Eso dicen. ¡Bellacos! Vacío. Vacío significa que no digo nada, ahí no soy eco sino mudez, viéndolo bien el eco acústico no es un ejemplo a seguir, ni siquiera el eco leve, esas hondas que en un espacio medio amoblado van y vuelven hechas jirones, quién lo creyera, pueden resultar elocuentes, así, cuando él dice: Eso está bien jodido por allá, no sólo caigo en cuenta de que no debo responder como el eco de sentidos sino, ni siquiera, como el eco acústico leve, que sería más o menos así: ooo, porque sonaría como ¡ho! ¡ho!, lo cual podría interpretarse como una opinión, qué horror, un eco que me haga quedar mal, que delate mis criterios guardados: ¡Ho!, ¡ho! esto está llevado del putas, no solamente allá sino acá también, qué maña tenía la loca, decir que iba bien y la llevaban del pelo, señor, ¡reaccione, carajo!..."