sábado, 19 de mayo de 2007

Adelaida Fernández Ochoa


Cuarto fragmento

"...Se helaron ante un cadáver que tenía un círculo en la frente, un poco más arriba de la base del ceño de ese rostro abotagado y liso que parecía transparente y sin nada adentro, sin estructura ósea, sólo agua, grisáceo, hasta creyó distinguir Catalina la esquirla que tenía forma de triángulo isósceles. Esta vez fue Olga Lizbeth la que recuperó el control: ¿Y este qué tenía ahí? Un cuerno como de rinoceronte que podía ser cebo o chichón o los cachos de la infidelidad, por esa bola lo identificaron, y por las uñas de los dedos gordos que parecían cascos. Visto el material fotográfico, volvió a sentir Catalina esa confusión de sentimientos que no se pueden mezclar, ganó el negativo, su reflexión fue la siguiente: Ninguno era Gerardo… ¿ninguno era? O ninguno se parecía..."

Tercer fragmento

"...El chofer plantea la charla, yo respondo: De modo que usted es maestra. Sí señor. Todos los días cruza el río. En el planchón y si llueve, en canoa. Le toca ver muchos muertos. Solamente una vez, pero no lo vi porque iba encostalado. Dizque encontraron al padre. Sí, un barquero. Como que estaba todo descuartizado. Eso dicen. ¡Bellacos! Vacío. Vacío significa que no digo nada, ahí no soy eco sino mudez, viéndolo bien el eco acústico no es un ejemplo a seguir, ni siquiera el eco leve, esas hondas que en un espacio medio amoblado van y vuelven hechas jirones, quién lo creyera, pueden resultar elocuentes, así, cuando él dice: Eso está bien jodido por allá, no sólo caigo en cuenta de que no debo responder como el eco de sentidos sino, ni siquiera, como el eco acústico leve, que sería más o menos así: ooo, porque sonaría como ¡ho! ¡ho!, lo cual podría interpretarse como una opinión, qué horror, un eco que me haga quedar mal, que delate mis criterios guardados: ¡Ho!, ¡ho! esto está llevado del putas, no solamente allá sino acá también, qué maña tenía la loca, decir que iba bien y la llevaban del pelo, señor, ¡reaccione, carajo!..."

Segundo fragmento

"...Ella se pone triste y yo le digo que esté tranquila, en su patio tiene varias gallinas para consentir, ella se relaciona con la mejor familia de aves, yo le voy a hacer el siguiente comentario: La paloma podrá ser símbolo, imagen e inspiración pero a mi modo de ver no hace méritos para tanta fama. Desagradecido que es uno, el ser humano, que ha hecho de la paloma un ser emblemático cuando el merecimiento lo tiene la gallina que a millones de personas alimenta mínimo una vez al día, aunque no lo parezca y uno esté lejos de reconocerlo lo alimenta, es decir, aunque uno diga que ni pollo ni huevos ha comido y no se acuerde de que comió pan entre cuyos ingredientes está el huevo que no es precisamente de paloma, ni codorniz, ni avestruz, ni culebra ni nada. Por otra parte cuándo se ha visto que una gallina sea emisario de guerra, ellas no hacen sino ser nutricias y cacarear. Y limpiar la casa de cucarachas y otros bichos rastreros. La paloma en cambio, ni carne tiene, se reproduce sin piedad, parece alegrar las Plazas de Bolívar pero lo que más hace es cagar las estatuas y producir catarro con esa mano de ácaros que suelta cuando vuela, contra ella ni los gavilanes pueden, y ese ruido de pujo sin salida que emite no es ningún cucurrucucú. Y por último, no me explicó porqué es símbolo de paz…, seguramente porque ha cumplido labores de espionaje a favor de los buenos que son malos para el bando contrario o a favor de los malos que son buenos para sí mismos..."

fragmento

"...¡Abran la puta puerta! Abrieron. Sí señor, ¿en qué le podemos servir?, dijo el dueño de casa, el corazón presiente pero el hombre no deja que se le note, hace parte de la vida ocultar los miedos, contener las reacciones, la de salir corriendo que es lo que debieron hacer. Y en estos casos está de repeso el agravante de la esperanza, terco sentimiento que se superpone a las corazonadas: te van a matar. Entonces la víctima, ya se dijo, escoge la peor alternativa, la de las torturas y luego la muerte cuando es más expedita la muerte, digamos, sin dolor, la que sucede si uno sale corriendo: unos balazos y ya. Quintero y yo lo hablamos a menudo, ya tenemos claridad al respecto, ojalá que en caso tal a uno no lo paralice el miedo y entonces lo arrastren como a un muñeco..."